Proponerle matrimonio a tu pareja es el paso más importante para pasar de una relación a un compromiso mayor que conlleva aún más retos y abrumadores a su vez. El tomar una decisión tan importante depende del amor y deseo de tener un compromiso que nos inspire la persona elegida y antes de todo es normal tener algo de miedo a la hora de idear una propuesta, pensando en sí le gustará o rechazará.
Con los pies en la tierra e idea en mano.
Aunque suene un poco cruel, lo mejor es cerciorarse si ambas partes están de acuerdo o tienen la misma idea sobre la convivencia bajo el matrimonio. Y también si estarán dispuestos a realizarlo, para así de esta manera se evitan situaciones incómodas o malas experiencias, e inclusive la separación de la pareja ante el miedo a un compromiso de esta magnitud.
Entonces, hay que pensar con cabeza fría y criterio analítico que tan fuerte es su relación y lo que han vivido en su duración, luego de tener esto definido, Manos a la obra, ¡Es hora de proponerle matrimonio a esa persona especial!
Entrando en materia es un momento memorable y que contarán a sus amigos, familiares como también quedan grabados y fotografiados. Así que lo mejor es elegir un lugar y momento adecuado. Además del famoso delirio, un anillo de compromiso apegado al presupuesto del enamorado, y que lleve consigo todo el sentimiento a demostrar a continuación, también cabe agregar que debe tener algo de consideración con el gusto personal del próximo a sorprender. Aunque siempre teniendo en cuenta que proponerle matrimonio a tu pareja va más allá de un anillo o un compromiso eclesiástico y/o civil sino también moral y sentimental.
¿Por dónde empezar?
En cada paso que se ejecute de la idea, los sentimientos y preferencias personales de ambos enamorados debe influir lo que se quiera retratar. Un buen paso es hacer ver que cada detalle se realizó pensando en él o ella.
¿Le gustan los atardeceres o el cine? Son ejemplos de preguntas a realizarse a sí mismo y responderlas bajo los gustos de la persona elegida para así idear un plan. Algo muy importante es evitar todo aquello que le cause incomodidad a la pareja, es decir, evitar las multitudes si se tratase de una persona un poco tímida y así perdiendo el mensaje a transmitir y se evita prestar atención a la propuesta.
El discurso es la base de la propuesta y tiene que salir del corazón, describiendo lo que en verdad se sienta por esa persona, es por algo que quiere compartir su vida junta a ella. Si se desea puede ir relatando sus victorias y derrotas, palabras que marquen el nuevo inicio a una travesía en conjunto. Sea cual sea la manera a ejecutar, elegante o bastante creativa queda a gusto del enamorado.
Proponerle matrimonio a tu pareja tiene que ver mucho con la visión que ambos tienen y comparten de la vida y lo que sería formar una familia, legal y emocionalmente hablando, esto es un punto importantísimo para lograr idear un plan para la propuesta.
Así incluyendo también que la relación tampoco se denominará en que tan fructífera o exitosa será basándose únicamente en objetos materiales o eventos llamativos. Y mucho menos en lo lujosa de la boda o la mantelería de la casa en la que vivirán. Va más allá, de algo más sencillo, el mejor consejo dado se basa en el amor y respeto que inspire esa persona, y todos los sentimientos sanos y bonitos que hayan sido profesados antes, durante y después de la propuesta. Éxitos.